agosto 24, 2017

Las Ruinas de Especie IV - Exordio a la IV parte

El Sueño: Los cocodrilos

De tarde sintió algo de sueño, pero no quiso dormir, por que sabía que si lo hacía de noche no podría dormir y los pensamientos volverían a él toda la noche.

Encendió un cigarrillo y se recostó un rato. No tuvo ningún pensamiento. Sintió un poco de frío, se acercaba el invierno, se puso su vieja chaqueta, trató de imaginar que con el cigarrillo le iba a dar sensación de calor, era una tonta fantasía.

De noche sintió que ya era el momento para dormir, se fue a la cama y apagó la luz, la poca luz que tenía en la pieza. Cerró lo ojos y fue lentamente perdiendo la conciencia y entrando en el lado más obscuro de sí, su temible inconsciencia.

Mientras dormía tuvo un sueño, distinto a los recurrentes. Soñó que estaba corriendo por una calle obscura, por el centro de la ciudad, la neblina no lo dejaba ver suficiente, corría desesperado, algo que no sabía que era lo seguía, sentía la necesidad imperiosa de correr, alejarse del peligro, sentía miedo.

De pronto, por culpa de la neblina y el temor que sentía, por el cual corría tan aceleradamente, no pudo ver bien, y se llevó un duro golpe al caer en el canal que el alcalde la ciudad mandó a construir para alimentar de agua el lago que estaban construyendo en el parque municipal.

Se agarró la cabeza, para sentir si se la había roto por el duro golpe que se dio, y en un segundo después se dio cuenta que estaba en el canal, que por ahí se alimentaría de agua el lago, y que también por ahí pasarían cocodrilos que irían al lago.

Exaltado se levantó y trató desesperadamente de salir de canal, pensaba en lo cocodrilos, en sus poderosas mandíbulas y su escamosa piel. Trató y no podía salir del canal, se desesperó, ya no podía más. Se despertó sudando de ese sueño.

No pudo dormir más después de tener esa pesadilla, se levantó y se sentó en el sillón.

Recordó el sueño, y observó por la ventana hacia la calle, no había ningún canal ni ningún parque. Durante varias horas estuvo pensando en lo que significaría el sueño, se levantó nuevamente a ver por la ventana, quería entender lo que significaba el sueño, pero tampoco pudo ver nada, lo único que pudo ver era mucha gente caminando por la calle, de un lado a otro, y como una chispa de fuego lo entendió todo.

En su mente vio un gran cocodrilo, gordo, caminando lentamente, arrastrándose, pero con gran poder en su mandíbula y de piel áspera, asquerosa y sucia.

El Crucificado
Otra vez bajo tierra



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