noviembre 25, 2008

Federico

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-Buenos días don Federico-, le dijeron; lo mismo de siempre y una cerveza?. Frunció el ceño entre las cejas y asintió con la cabeza un sí. No dijo una palabra. Extendió el brazo, tomó la jarra y bebió un sorbo, rastros de espuma se le deslizaron por el labio superior, después desaparecieron por el calor. Al momento gesticuló para pedir otra cerveza. No dijo una palabra. Así fue todo la mañana. Con el sol meridiano olvidó lo que iba a hacer, se fue de la cantina y el calor era abrasador. Un pensamiento lo mantenía ensimismado. Algo en el sigilo de su mente lo llevaba hurtado de la realidad, algún momento de irascibilidad o concupiscencia, un recuerdo lejano.

Dio varias vueltas por la acera del parque y regresó a la cantina, el sol ya estaba más presente, el sudor le bañaba la piel y su mirada ya era diáfana, como el día de su nacimiento.

Tenía varias noches sin dormir y por eso parecía enjuto, más de lo normal, como con mucha paciencia. Llegaba a la cama con sueño, se recostaba para hacer un epilogo del día y cuando se decidía a apagar la luz, por que ya los ojos se le cerraban solos, como las altas compuertas de un gran buque, de pronto el sueño se iba, desaparecía, y pasaba la noche pensando en los recuerdos más cercanos, no tenía ninguno. Durante la madruga se levantaba a beber un vaso de leche de cabra y después encontraba algún libro que ya había leído varias veces pero que volvería leer esa noche. Su biblioteca era verdaderamente apreciable, de las pocas personas del pueblo que compran libros no por necesidad si no por afición. Nunca le gustaron los nuevos, decía que no eran lo mismo. Los sábados durante la tarde visitaba la tienda de libros usados la única que existía en el pueblo y él era el único cliente que tenía, dentro, los libros no estaban ordenados, y por ello se llevaba horas revisando por los montículos de manuscritos y al final compraba tres o cuatro para la semana, regresaba el siguiente sábado con el mismo afán.

El insomnio estuvo presente por varios meses, incluso el día de su cumpleaños, y se terminó preciso el día que el pensamiento que lo mantenía aislado se hizo realidad. Ese día se levantó temprano, fue al pueblo, se metió en la cantina, tomó tres cervezas y cuando lo vio pasar se levantó de su silla y desenfundó su revolver, un Smith & Wesson calibre 38 especial, cruzó la calle y se paró justo en la entrada occidental del parque, gritó y su grito pareció un trueno, -Ésta también es mi esposa, sos un hijo de puta, llevátela y morite con ella-.

Le descargó todas las balas en la cabeza y lo dejó tirado en el parque, como un cerdo, después se fue a la cantina y bebió algunas cervezas más.
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noviembre 19, 2008

Ironía Luseriana (Un estúpido poeta)

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Éstas son las tristes memorias de un poeta
Que soñaba alcanzar una estrella
Y cada día imaginaba subir una escalera
Pobre idiota!!

Un estúpido poeta quiso escribir cien poemas
Y hacer de los poemas peldaños de una escalera
Quiso llegar a la estrella y tocar su cadera
Tonto!!

Con el primer poema su frente en el pavimento
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noviembre 13, 2008

Oh niña lozana, oh niña bandida (Verso Atribuido)

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I

Oh niña lozana, oh ñina bandida
Esta es tu canción,
y ésta la simple rima
de mis versos

Me gusta tu cabello claro
Y tu mirada escondida,
muestra de complicidad,
de brillo y lascivia

Cual tiempo inexacto,
del mapa borrado,
me gustas tú,
holística,
cuando me esquivas,
y cuando me encuentra tu labio
dulce y húmedo, cual sandia

II

Anoche tuve un sueño
Soñé que soñaba
Y el sueño era tu voz
Tus manos pequeñas
Y de algodón tus senos

Cuál es tu nombre.
No lo sé
Incluso tu casa
No la he visto

Solo sé que tu cabello es claro
cual aroma de café
Mezclado con lluvia tibia

Y tu mirada es diáfana
cual gota de rocío
Que cae a mi silla

Sé que me gustas tú
Por que cual veneno de sierpe
Que se esconde en mil jardines
bajo la piel tengo tu tacto

Y en el crepúsculo dibujo tu gesto
Cual iris de flor
Oh niña lozana, algo niña bandida!

III

Has robado manzanas,
y saboreado sus colores
tal vez algo más
Incluso su simplicidad

IV

Oh niña lozana, oh niña bandida!
Tienes mis palabras,
Cada una de mis letras
Y hasta los versos que aún no he escrito

V

No encuentro mi sombrero
Y no tengo el aire
Ahora que hago contigo!
Oh niña lozana, oh niña bandida!

VI

Las frutas son dulces
Y la vida es vida
Tus manos son suaves
Y tu eres alegría

VII

Se me va el camino
Y no encuentro mi sombrero
Cual ayer para hoy
Y mañana viene ahora
Qué hago contigo!
Oh niña lozana, oh ñina bandida!

VIII

Oh niña lozana, oh ñina bandida!
La ciencia no tiene fin
Y tus ojillos tampoco lo tienen

XI

Solo sé que me gustas

Qué hago contigo!
Oh niña lozana, oh niña bandida!
Si con cada mirada
Se me escapa la vida
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noviembre 11, 2008

Acércate, que te doy un beso!

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Mujer sin sentimientos
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que me tienes preso
Acércate,
que te doy un beso

Mujer sin extremos
Acércate,
que te doy un beso

Mujer de fresco cabello
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que estás en mis sueños
Acércate,
que te doy un beso

Mujer fría como el sereno
Acércate,
que te doy un beso

Mujer de rostro bello
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que esparces veneno
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que no lleva velo
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que pareces viento
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que eres un verso
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que se esconde en mis pensamientos
Acércate,
que te doy un beso

Mujer de corpiño negro
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que no tiene encierro
Acércate,
que te doy un beso

Mujer de ojos pequeños
Acércate,
que te doy un beso

Mujer que tienes manzanas en los seños
Acércate,
que te doy un beso

Mujer!, Que te quiero!
Acércate,
que te doy un beso
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noviembre 04, 2008

Phagia (Pensamientos Oscuros de Octubre)

Su oficina estaba al final del pasillo, y su escritorio frente a la puerta, que estaba abierta, tenía la visibilidad completa, y ahí estaba él, sentado, fijo y estático, observando a cada uno de sus compañeros de trabajo, con los que platicaba frecuentemente y también con los que no conversaba tanto, en suma, su mirada estaba centrada en un pensamiento que lo llevaba a lo más profundo de su pervertida imaginación, una aberración a la humanidad, estaba inmóvil, los ojos se le humedecieron e irritaron, ya no parpadeaba, estaba ensimismado en su perturbada mente.

El reloj del pasillo marcaba la hora del almuerzo y en su cabeza estaba una idea que expresaba su grado de degeneración psicológica, su enfermedad, solo pensaba en cuán delicioso sería comerse a uno sus compañeros de trabajo, en el sabor de la carne humana, el aroma, la textura y la jugosidad, sentía un placer oscuro al disertar en eso y respecto de esa macabra idea tuvo varias consideraciones que mantuvieron su mente ocupada durante todo el resto del día.

Lo primero que pensó fue cómo la carne tendría el mejor sabor, es decir, en la forma de prepararla y cocinarla, pero antes de eso imaginó la vía de obtener la carne.

Dicen que la carne humana tiene un sabor muy similar a la de los cerdos, por lo cual, primero que todo, determinó que la mejor forma de matar a una persona para luego comérsela sería degollándola, estimó que las otras maneras de asesinar procurarían demasiado estrés a la carne de la victima, y esto no sería bueno para el sabor, por ejemplo, la asfixia, un disparo o varios, mutilaciones parciales o incluso el envenenamiento, ninguna sería una buena forma de preparar la carne, esas vías de muerte no serían el mejor preludio para el arte gastronómica, no serían la mejor manera de hacerlo. No obstante, degollando a la victima esta solo tardaría algunos minutos, talvez solo segundos en desangrarse y finalmente morir, además creyó que sería excitante sentir la sangre aún caliente y llena de miedo correr por sus manos, con la misma sangre se podría sazonar la carne, tal vez esa idea de sentir la sangre recorrer sus manos era la verdadera excusa para escoger el degollamiento.

También, consideró que dado las similitudes entre la carne humana y la del cerdo, una forma optima de comerse a una persona sería preparándola de la misma manera, por ejemplo a la barbacoa, por que así podría apreciar mejor el sabor de una persona, de sus entrañas. La mayoría de la gente sabe que es y ha probado una carne a la barbacoa, casi siempre una barbacoa es buena y en muchos casos demasiado deliciosa, pensó en la excitación de cocinar así, por ello estimó que sería una muy buena forma de cocinar la carne humana, la única diferencia es que esta barbacoa sería de sus compañeros de trabajo, de personas.

Una persona entera podría ser suficiente para alimentar a otra persona por varios días, por ello también es importante la forma de almacenar la carne, y en este punto debe tomarse en consideración el tamaño de la persona, en lo particular él tenía la costumbre de comer la carne lo más fresca posible, por ello el compañero que se comería no debía ser demasiado grande, solo lo necesario para poder alimentarse como por unos cuatro días, y lo almacería a temperaturas bajo cero para poder mantener óptimo el sabor de la carne, después de cuatro días la carne restante la desecharía, la tiraría a los perros, por que tenía la creencia de que mantener la carne por más de ese periodo de tiempo no sería bueno para el sabor de la misma.
En fin, después de muchas consideraciones de este tipo empezó a evaluar detenidamente a cada uno de sus compañeros, lo hizo con la finalidad de encontrar a la persona que tuviera el mejor sabor, la carne más apetecible y jugosa. Observó detenidamente, la forma de caminar, la postura, la velocidad al caminar de sus colegas, por que esto determinaría la fluidez con la que la sangre irriga el cuerpo y por tanto cuan oxigenada y fresca se encuentra la carne, también observó que la persona que se comería no debía ser ni demasiado obesa ni demasiado flaca, por que la obesidad proporcionaría grasas excesivas que no le apetecen, y una persona demasiado flaca no tendría tanta carne como la que deseaba comer, por ello debía ser una persona delgada, pero de una contextura un tanto gruesa, no obesa pero tampoco flaca, pensó que eso era cuestión gustos.

Otro de los aspecto que tomó en cuenta para evaluar a la persona que se comería era la edad, estimó que la edad mínima debían ser los 19 años, por que la carne en ese punto ya ha tenido la madurez suficiente y los músculos se han terminado de desarrollar, al menos la mayoría, por otro lado la edad máxima para comerse a una persona debían ser 27 años, por que más allá de esa edad la carne estaría demasiado vieja y dura.
El género de la victima fue otro aspecto que tomó en consideración, solo estaba dispuesto a comerse mujeres, esa determinación no la tomó con mayores argumentaciones, es solo que le gustaría probar y saber realmente a que sabe una mujer, sin embargo si pensó que la carne de los hombres es más dura que la de las mujeres y él quería carne suave, no obstante solo se comería mujeres que no hubieran parido, es decir, que no hayan pasado por el proceso del embarazo y de lactancia, por que creyó que la carne de esas mujeres no tendrían el sabor a punto, que no sería tan jugosa, tal vez por que esos procesos extraerían las compuestos más nutritivos y sabrosos de una mujer.

No se comería de ninguna forma la carne de una persona malhumorada, por que esa carne estaría cargada de bilis, y eso le daría un sabor amargo, por ello a la que se comería debía tener una propensión a la diversión, una que siempre este sonriente, que tenga muchos amigos, que le guste platicar y que esté siempre de un buen gesto para los demás, esa persona tendría una carne más apta para cocinar.

Las dietas también son un tópico importante, por que una persona que no tenga una dieta balanceada en los distintos grupos alimenticios, no tendría una carne lo suficientemente bien desarrollada, es decir, para comerse un colega este debe ser una persona dinámica y que su alimentación este perfectamente bien definida en carbohidratos, proteínas y vitaminas, para que de esta forma su carne tenga buen sabor. Tenía una compañera italiana que tenía una propensión muy alta de comer pastas, la descartó totalmente, nunca se comería una italiana, también creyó que no sería bueno comerse un vegetariano.

Él era un católico por convicción, y por ello, lo mejor que podría hacer era comerse a una persona de otra religión y en este sentido tenía varios compañeros y compañeras que eran de distintas creencias religiosas, testigos de Jehová, judíos ortodoxos y sefarditas, también conocía algunos cristianos protestantes. Mientras pensaba en las diferentes religiones, imaginó que sería delicioso cocinar a un testigo de Jehová, puesto que estos siempre visten bien y tienen una muy buena higiene personal.

Después empezó a discernir acerca de la astrología y como él era un excelente Aries, un carnero, lo óptimo para complacer sus deseos de carne era comerse una persona con el signo zodiacal menos compatible con él, se comería un capricornio, es decir una persona que haya nacido en las proximidades de la navidad o del año nuevo, esa sería la victima que mejor sabor tendría para él, un capricornio.
Finalmente, para comerse una persona esta debía tener una profesión bastante interesante, estimó que definitivamente no se comería a un abogado, por que esto le provocaría acidez y agruras, tampoco un administrador, por que estos son muy amargos, de ninguna forma se comería un contador, un matemático o un economista, por que estos son muy cuadrados y muchas veces aburridos, por otro lado, los mecánicos son muy grasosos, un doctor o un químico, no por que ambos están expuestos a muchas sustancias que pueden llegar a ser infecciosas, y nunca se comería un político por que en definitiva esto podría causarle una muerte prematura y dolorosa, creyó que estos serían como comer veneno, después de evaluar muchas profesiones y sus características llegó a la conclusión de que las personas que tendrían el mejor sabor de carne son las que están relacionadas con las profesiones que tienen interacciones entre individuos, por ejemplo la mercadotecnia, publicidad, que necesiten altos grados de creatividad y sociabilidad, y determinó que estas personas eran las más indicadas por que como dijo antes quería comerse personas que sean dinámicas y alegres.

Tomando en consideración los aspectos anteriores, su número de posibles victimas, o mejor dicho, su número de posibilidades de carne, así empezó a ver a sus colegas, como pedazos de carne, era muy reducido, sin embargo existían algunas opciones, dos para ser exactos, dos que a simple vista eran bastante apetecibles, y que de solo imaginar el placer que le podrían causar a su paladar, no podría despreciar tan perfectos especimenes humanos, tan meticulosamente escogidos, pensó que no podía dejar de hacerlo, debía hacerlo, tenía que comerse a una de esas dos chicas que cumplían con todos sus requisitos, que serían la mejor carne, la carne perfecta.
Cuando observó el reloj del pasillo ya eran las 6:00 p.m. y todos sus compañeros de trabajo se habían ido, entonces tomó su chaqueta y su sombrero de ala ancha, se marchó a su casa, en el camino pensó que mañana volvería a tener el mismo tema en su pervertida mente, tendría los mismos pensamientos oscuros, y tal vez los haría realidad.

 
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