agosto 21, 2008

Una Noche de Ferrocarriles

No preciso el momento pero fue ya hace algunos años cuando me relataron esta historia, es una anécdota urbana, y se dio en la Antigua Estación del Ferrocarril al Pacífico, en Barrio La Dolorosa, San José.

El sistema de ferrocarriles de Costa Rica estuvo inactivo por muchos años, por ello la visión actual que se tiene de la Estación es una lúgubre, llena de metales grandes y herrumbrados y ese olor a soledad crónica, hace poco la visité y por ello recordé esta historia.

Sus altos galerones y maquinas estacionadas hacen remembranzas a algún tiempo de gloria y de gran apogeo, imagino muchos personas movilizándose hacia todas direcciones, maquinistas, mecánicos, misceláneos y quien sabe cuantas personas realizarían ahí labores que ni si quiera puedo imaginar.

Aunque estaba inactivo el servicio de ferrocarriles no significa que el Incofer (Instituto Costarricense de Ferrocarriles) dejara de funcionar, por que aún se mantenían bajo contrato algunas personas, por ejemplo los viejos y arrugados vigilantes que resguardaban los activos de la vieja estación (que como dije antes no son más que un montón de armatostes viejos e inutilizables), pero bien uno de dichos vigilantes me contó esta historia.

No son muchos los vigilantes que se atreven a quedarse la noche completa dentro del galerón donde está estacionado el “Vagón 17”, de hecho quien me contó esta anécdota dice que prefiere pasar la noche en la partes más lejanas al vagón, como en el palomar o en la entrada anterior, en ambas el frío es muy intenso y las noches se hacen muy largas, el palomar esta a unos 6 metros del suelo y se puede ver la totalidad de la estación pero esa altura y por estar en la explanada la brisa es muy fuerte y por ello el frío implacable, por otro lado, la casetilla de vigilancia del entrada anterior no tiene vidrios y esta muy dañada, prácticamente se esta a la intemperie, durante las noches la neblina se hace muy espesa y esto aunado al frío crea un ambiente no muy placentero para los vigilantes nocturnos.

Respecto del miedo que tienen del “Vagón 17” dicen que cuando la noche empieza y la neblina brota, en los galerones de la vieja estación se pueden escuchar sonidos, rumores extraños de un pasado, de esos que dan miedo, sobre todo cuando se esta solo, y que los sonidos son más fuertes en el galerón donde esta estacionado el “Vagón 17”. Cuentan que durante las noches quien se atreve estar en ese galerón puede ver como una mujer vestida de blanco y pálida se pasea por el viejo y destintado vagón, tal vez sea una alma en pena o tal vez esto sea solo una leyenda urbana.
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agosto 18, 2008

Efecto Mariposa

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Te quiero como el rocío a la mañana
Big Bang,
ya no estás,
y te quiero igual,
un poco más…

Por que son tus ojos alegres
Por eso llevo el cintillo,
que ata mi sombrero…
Y luego te llevo más adentro

El relojero sabe de relojes
Yo solo sé de ti
Luego el tiempo pasa, el reloj
Y tú sigues ahí

No tengo pañuelos
Solo una ramita de menta…
que me recuerda tu boca
Aún ahora que no estás aquí
Aún ahora que estoy sin ti
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agosto 13, 2008

Carbón Inútil

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Palabras simples y llanas
Sonidos que no son nada
Por que en el eco...
no hay un oído

Tal vez esto no sea un poema,
ni siquiera una triste canción

Tal vez esto sea tan solo
tinta esparcida,
grafito tonto,
carbón inútil
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agosto 08, 2008

Que se mueran los poetas

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I

Serví una tasa de café
Para calentar mi cuarto
Y sentir que todavía en cada pared
Hay un poco de sabor amargo

No sé donde estas hoy
No hay aves que traigan tu fragancia
No hay olivos ni eucaliptos
Lo que queda son líneas sin gracia

Lejanas, disipadas, casi imperceptibles
Y es mejor así, por que ya no importan
Lo colores o las figuras
Lo que mata es su esencia

A veces la gente se muere
Y también a veces los poetas se suicidan
En una autodeterminación

Mentiroso le dicen al poeta
Cuando ya esta fallecido, póstumo
Al lado del ataúd ni siquiera su vestigio
Menos aun el vegetal hecho color

Que se mueran los poetas
Y que se muera la poesía

[ Que sucede morenita
No llores
Que se muera la poesía
Y los decadentes ]

II

No pesa como el oro
No pesa como las nubes
En algunos lugares vale
En otros sencillamente no

En algunos lugares los leen
En otros son flores inodoras, incoloras
La ira y la lujuria
Acechan a las flores

Que se mueran las flores y sus colores
Eso dicen las superfluas
Esas abejas hechas de ficción
Irreverencias de la verdad

Esta noche ellas, Las amarillas
Demuestran su apetito
Voraz apetito superfluo
Por devorar flores
Para no apreciar no solo sus colores
Sino nada, ni su satisfacción
Su vulgar fisiología

Y se van muriendo las flores
Superfluas amarillas las consumen

Que se mueran los poetas
Y la poesía también

La vulgaridad no es compasiva
Y la ira la enerva

Por ello que se mueran las flores
Por que así no tienen sentido
En ese mar de opacos

Dulce como el vino añejo
Amargo como las uvas maduras
Así es la garganta de la abeja
Por que es de la gleba

Y quise creer que no era así
Pero tiene un icono grabado
En su estirpe
Que se desprende por su lascivo cuerpo

III

Con la embriaguez de mi soledad
Se me cayeron dos papiros
Uno era un clavel y el otro un lis
Eran gemelos, malditamente
Por que el vulgo trasponía su nombre.

Ahora no alcanzan para comprar dibujos
No son uno, no son alguno
Son la decadencia de una raza
Son banales, por los ojos que los vieron

Al final no queda mas que dejarlos
Tal cual eran
Sin nada
Sin su circunstancias

Arrepentido debe estar el árbol de tocar el cielo
Por que no era el cielo
Era el sedimento de una especie
Su más recóndita pus

No me veáis ahora

Que se mueran los poetas
Y la poesía también
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agosto 04, 2008

Relámpago A Mi Mirada

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Solo quisiera tus ojos,
relámpago a mi mirada,
Saber que ves a aquel,
que en un minuto es...
¿Y después?
Y después no sé...
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agosto 01, 2008

Rimas

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Rimas me dices que escriba
Rimas y yo sé rimar
Rimas es verte sonriendo
Y yo poder[aquello] disfrutar
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