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Las Ruinas de la Especie III
X
El Paraguas
.El Paraguas
A cada instante que tiene que salir debe llevar consigo algo que no puede olvidar, algo que siempre lo acompaña, y el día que no lo lleva es la premonición de algo más grande, que va más allá de su propia existencia, miserable de por sí.
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Durante la primavera o el invierno, no importa la estación del año él, cada vez que debe ir fuera de su tenebroso apartamento siempre lleva su paraguas, forma parte de él, de su integridad, es la protección que lo ayuda a sobrevivir en el exterior, fuera de su hábitat, que es el único lugar donde realmente se siente confortable, su apartamento, por que con el pasar de los años éste se ha convertido tan parecido a él, que prácticamente si observa su apartamento por algunos instantes se puede determinar algunas de sus afecciones psicopáticas más extremas, su interior más oscuro.
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El paraguas abierto lo protege de la intempestiva lluvia o de la leve garúa, es único, solo ha tenido uno en toda su vida, exigua existencia, que fue un obsequio de alguien cercano, pero que en su memoria, obsoleta de facto, no tiene claro de quien se trata, tal vez fue su padre o alguien cuya figura es muy similar a la paterna, pero imposible de saber.
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El paraguas ha resistido el pasar del tiempo y ha sido su compañero en todos sus momentos. Desde que se lo obsequiaron, nunca ha salido sin él, con algunas excepciones, una de ellas fue el día que cerraron el café donde servían cerveza cruda, y no lo llevo con él, por que sin saberlo dentro de sus entrañas una alteración inusual lo llevó a la determinación de que algo iba a suceder y que aquello que iba a darse no era algo bueno para él, y que por lo tanto no existía razón para hacerse acompañar de ese amigo, el paraguas, por que de todos modos ese día no iba a ser un día normal, igual a los demás, no iba a ser un día cuadrado, como los que le gustan a él.
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Durante la primavera o el invierno, no importa la estación del año él, cada vez que debe ir fuera de su tenebroso apartamento siempre lleva su paraguas, forma parte de él, de su integridad, es la protección que lo ayuda a sobrevivir en el exterior, fuera de su hábitat, que es el único lugar donde realmente se siente confortable, su apartamento, por que con el pasar de los años éste se ha convertido tan parecido a él, que prácticamente si observa su apartamento por algunos instantes se puede determinar algunas de sus afecciones psicopáticas más extremas, su interior más oscuro.
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El paraguas abierto lo protege de la intempestiva lluvia o de la leve garúa, es único, solo ha tenido uno en toda su vida, exigua existencia, que fue un obsequio de alguien cercano, pero que en su memoria, obsoleta de facto, no tiene claro de quien se trata, tal vez fue su padre o alguien cuya figura es muy similar a la paterna, pero imposible de saber.
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El paraguas ha resistido el pasar del tiempo y ha sido su compañero en todos sus momentos. Desde que se lo obsequiaron, nunca ha salido sin él, con algunas excepciones, una de ellas fue el día que cerraron el café donde servían cerveza cruda, y no lo llevo con él, por que sin saberlo dentro de sus entrañas una alteración inusual lo llevó a la determinación de que algo iba a suceder y que aquello que iba a darse no era algo bueno para él, y que por lo tanto no existía razón para hacerse acompañar de ese amigo, el paraguas, por que de todos modos ese día no iba a ser un día normal, igual a los demás, no iba a ser un día cuadrado, como los que le gustan a él.
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1 Los Crucificados que comentan!:
Interesante como algunas cosas pasan tanto tiempo con su dueño que ya parecen un miembro más de dicha persona: un artículo, una palabra, una expresión, un tic, un gesto, un aroma.
Interesante esta historia que cuentas, extraño, por demás, este ser que describes.
Saludos...
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